Educación Social e Infancia19/nov/2005
Carlos Sánchez-Valverde. Educador Social. Vocal de la Junta de Gobierno del Col·legi d’Educadores i Educadors Socials de Catalunya.
La infancia ha seguido un ritmo parejo, en cuanto a su reconocimiento y lugar social, a la posición y situación de las mujeres. Como nos recuerda habitualmente Manel Castells, la infancia es, aún hoy, uno de los colectivos más desprotegidos -en paridad con la situación de las mujeres- ya que sus derechos han sido los últimos en ser reconocidos. Castells nos advierte también de los peligros del proceso de mundialización, que puede acabar haciendo que los niños no lleguen nunca a una situación de normalización, ya que:
"estamos siendo testigos de un retroceso dramático de conquistas sociales y de los derechos de los niños obtenidos por reformas sociales en sociedades industriales maduras, en pos de una desreglamentación de gran escala, al paso de los gobiernos por las redes globales. Y lo que es nuevo es el debilitamiento de instituciones de apoyo para los derechos de los niños, como los sindicatos de trabajo o las políticas de reforma social, para ser reemplazadas por advertencias morales a los valores de la familia que a menudo culpan a las víctimas de su condición." (1)
El pasado 20 de noviembre, celebramos el Día de los Derechos de la Infancia. Esta celebración, de larga tradición (2), hace que cada año, durante unos días, la infancia esté presente en nuestras conversaciones y en los medios de comunicación. Hubiéramos deseado que este número hubiera salido a la luz coincidiendo con esas fechas; actuando como nuestra manera de celebrar ese día. Pero no todos los deseos son posibles.De todas formas, viendo el resultado, creemos que ha merecido la pena esperar. Tenéis a vuestra disposición un número "extra", preñado y plagado de reflexiones, de experiencias, de propuestas, etc. relacionadas con la educación social y la infancia. Pensamos que son de alto valor. Y estamos convencidos de que éste será un número de RES aún más útil que los anteriores.¿Infancia o menores?Permitidnos una licencia y que aprovechemos este espacio para proponeros algunas reflexiones de cosecha propia sobre esta cuestión y lanzar este tema a la palestra.Estamos además inmersos en un proceso social de adjetivación de la infancia en el que conviven nombres, que se usan como sinónimos pero que implican resultados diferentes. Este proceso de adjetivación y de sustitución de nombres, encierra peligros de calificación y categorización (3) de diferentes infancias e inviste muchas de las actuaciones que las instituciones encargadas de ello, reproducen, aunque probablemente, no intencionalmente.Utilizamos, también nosotros, educadores y educadoras sociales, indistintamente, intercambiándolas, palabras como la de menor y la de niño.Pero el significante "menor" es un adjetivo que alude a un significado, a una caracterización realizada desde lo que NO se tiene o lo que NO se es, desde la carencia (4), desde la falta, desde la ausencia. "Menor" se relaciona y se refiere, como antagónico y antónimo, al de "mayor" (de edad), entendido como categoría de adulto con plena responsabilidad, incluso jurídica (por lo menos aquella exigible), en los actos que una persona hace a partir de determinada edad. El concepto "menor" nos dirige, pues, hacia la "irresponsabilidad". Hace referencia a que NO se es CIUDADANO de pleno derecho. Entraña una visión parcial, de contenido e inspiración jurídicos y es una clara reducción que define el todo desde una parte, con el consiguiente peligro de estigmatización. Representa, asimismo, una posición defensiva "frente al otro", realizada desde una mirada y visión del niño realizadas desde la posición del adulto y desde las necesidades del adulto.En contraposición, "infancia", sustantivo, alude a una mirada global, con referencia a lo que se es y a lo que se puede ser, a un componente esencial (no a una situación) en la que también se es CIUDADANO con pleno derecho. Y lo hace desde una visión y miradas de la persona como algo integral, total, que coloca esta etapa dentro del crecimiento humano (individual y social). Implica asumir una posición activa y de respeto al proyecto de quien tenemos enfrente desde una visión empática, ubicada en el sitio y lugar que el niño ocupa biográfica y socialmente.Nosotros optamos por el concepto y por el uso del significante "infancia". Porque queremos operar dentro del campo semántico (y real) que nos abre su significado.Y con estas líneas hemos querido invitaros y ayudaros a que pensarais un rato en ello. Y aunque al final no compartáis nuestro acercamiento, seguro que será útil para todos y todas (educadores y educadoras y niños y niñas) y para la profesión, hacerlo.
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